Pequeñas y cómodas rutas de senderismo, en las que practicar un poco de ejercicio y descubrir la cultura, el arte y la naturaleza...

EL CASTRO DE ULACA

Villaviciosa (Solosancho), 1 de abril de 2012

Reniego de ser Vetón, al menos reniego de su herencia.
¿A qué pueblo se le ocurriría vivir en sitio tan inaccesible? ¿De qué coño vivían en tal pedregal? ¿Y el agua?¿?¿?....
¡Joder, una cosa es defenderse y otra que solo se les pueda atacar con la aviación de un ejército moderno!
¿Aníbal? !Aníbal llegó aquí y pasó de largo!
No, no creo que el Castro fuera abandonado por alguna amenaza externa. Creo que fue una consecuencia del sentido común.
¡Lo que si tenían, sin duda, era una hermosa vista del valle de Amblés y de la sierra de la Paramera!
¡Seguro que la ignorancia es el germen de todas mis dudas!


El temprano abandono de este castro, en los albores de nuestra era, y su poca o nula ocupación posterior  -¡no me extraña!- le han convertido en uno de los mejores yacimientos arqueológicos para el estudio del pueblo Vetón. De sus construcciones, del enorme tamaño de su muralla, de su alta población se infiere la importancia que debió tener este castro.
Dejamos un enlace a la Guía Castro de Ulaca, editada por la diputación de Ávila en los Cuadernos de Patrimonio Abulense, escrita magníficamente por Gonzalo Ruiz Zapatero (UCM) en la que se describen los aspectos arqueológicos e históricos del castro, a los que nada vamos a aportar, y nos centraremos en el sendero.

No estamos seguros de que este sendero tenga ubicación en este blog, donde gustamos de caminos cómodos y dóciles. Pero ¡qué leches!, ¡un día es un día! y !hoy nos la vamos a meter doblada!
El itinerario lo iniciamos en el portón (situado a unos 600 metros de pista de tierra de Villaviciosa, perteneciente al municipio de Solosancho en Ávila) que da acceso al cerro granítico, conocido con el nombre de Cerro del Castillo, en cuya zona superior, a unos 1500 metros de altura, se sitúa el castro. El portón se encuentra a unos 1240 metros de altitud y la entrada al castro a unos 1430 metros de altitud separándoles una distancia de poco más de 400 metros lineales. Si nuestros cálculos no fallan, es una rampa del 60% de media, podemos esperar que puntualmente haya tramos cercanos del 100% (45º). ¡Jesús!
Treinta y cinco minutos después, ¡a la escalofriante velocidad 0.68 km/h!, estamos en la entrada del castro, con un tremendo dolor en los tobillos y el bofe en la boca.




Una vez franqueadas las dos barreras defensivas no dirigimos a una especie de mirador natural, desde donde la vista del valle de Amblés es sencillamente espectacular. Allí, amablemente, el guarda del castro nos informa sobre los puntos de máximo interés y la ruta idónea.



El paraje es desabrido, solo rocas de granito moteadas de matorrales de piorno y enebro rastrero. Los caminos apenas son reconocibles. Solo las indicaciones del guarda y el buen track de surquizu en wikiloc, que llevamos en el gps, nos permiten ir recorriendo todos los puntos interesantes (también encontramos hitos de piedras en los lugares más confusos). Así vemos el altar de rituales, la sauna, la zona de viviendas reconstruidas, la cantera, la zona de muralla del sur (¡que todavía estoy buscando!), la acrópolis (o zona vip’s ¡Madre mía!), el urbanismo (¡que también me llenó de perplejidad!) y por último la puerta principal (¡espectacular lugar!, aunque puerta, lo que se dice puerta…) en la zona en la que parece más fácil el acceso al castro. Todos los puntos están marcados con paneles informativos, en su mayoría ilegibles por el paso del tiempo; los caminos entre ellos no existen o están desaparecidos, deglutidos por la naturaleza y la falta de uso o sencillamente no los encontramos, por lo que saltamos de uno a otro campo a través, con el considerable riesgo de pisar bostas de caballo único animal que vimos en este páramo al margen del hombre. El regreso lo realizamos por la ladera norte del cerro, siguiendo una hipotética curva de nivel, hasta encontrar la vereda de bajada al portón. Aquí el camino se encuentra, igualmente, desaparecido pero marcado con pequeños mojones de granito pintados de amarillo, cuyo secuencial descubrimiento celebramos con alborozo. Alcanzada la bajante, descendemos con rapidez. ¡A bajar todos los santos ayudan! Finalizando con ello el recorrido.



                  
Siento enormemente mi incapacidad, ya reconocida en otras entradas de este blog, para visualizar paisajes arqueológicos. Donde un arqueólogo ve una muralla, yo solo atisbo un montón de piedras desperdigadas. Adivino que esto no es un don divino, sino la consecuencia de años de estudio en una materia que desconozco por completo. Preciso de la reconstrucción (soy un turista) y ver las cosas tal y como fueron o debieron ser. Independientemente de que esta reconstrucción sea material, gráfica o informática se necesitarán de muchos meses, tal vez años, de estudios arqueológicos en la zona y para realizarlos de un dinero que hoy, más que nunca, escasea. A pesar de todo, reconozco la zona como un lugar muy especial con elementos únicos y lleno de enigmas que, quizás, algún día puedan resolverse. 






track de surquizu en wikiloc que nos sirvió de guía en la excursión

track grabado por nuestro gps durante la excursión




SENDA:
Inexistente, salvo la vereda de subida-bajada. El itinerario está marcado con mojones de granito pintados de amarillo, al menos en los accesos al castro. La dificultad es moderada, fundamentándose su dificultad en la subida al castro. 

ENLACES Y DESCARGAS:

1 comentario:

  1. Acabo de ver la reseña. Celebro que mi track os fuera útil. No fué fácil hacerlo ya que yo fui sin ninguna indicación exacta de todos los puntos y me propuse hacerlo y dejarlo bien documentado.
    Un saludo.
    surquizu
    5/9/2013

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