Pequeñas y cómodas rutas de senderismo, en las que practicar un poco de ejercicio y descubrir la cultura, el arte y la naturaleza...

EL ENTORNO DE LINARES DE RIOFRÍO

Linares de Riofrío, varios días de julio de 2012

Ya no quedan cultivos de lino a los que, por su abundancia en otros tiempos, debió su nombre; ni tampoco el cultivo de las fresas parece continuar, pero sin duda lo que permanece en Linares de Riofrío es su belleza paisajística y la diversidad biológica de sus montes.  Su entorno se enclava en el primer relieve orográfico de importancia al salir de las llanuras del sur del Campo Charro: La Sierra de las Quilamas. Sirviendo de privilegiada antesala de los más agreste parajes de la Sierra Francia.
A pesar de las altas temperaturas del mes de julio, el entorno es lo suficientemente fresco como para realizar los paseos que proponemos sin excesivo sufrimiento.


LA HONFRÍA

Una suave y placentera ascensión a través de una amplia pista forestal, adaptada al tráfico rodado, nos conducirá hasta el paraje de La Honfría. En su inicio, el camino flanqueado de nogales, melojos y castaños nos muestra una fértil vega  que poco a poco va espesando en un magnifico bosque mixto de robles melojos y castaños acompañados de acebos, avellanos y  saúcos ....., custodiados con un sotobosque de jaras, escobas, brezos, helechos,…






El paisaje es embriagador, de belleza inusitada;  la naturaleza se desborda, a pesar de los merenderos y los espacios destinados al esparcimiento humano. El calor desaparece derrotado por el frescor húmedo del bosque, el tiempo se detiene privilegiando el instante y los detalles resultan invisibles encadenados a la armonía colectiva del bosque. Solo importa el camino. 
Maravilloso.


Track del bosque de La Honfría



LAS PEÑAS DEL AGUA

Intrincado y a veces agreste resulta el inicio de este camino en las cercanías de Linares. Melojos y algunos castaños nos acompañan hasta la Peñas donde las vistas son arrolladoras y el entorno muta en un extenso pinar de repoblación que nos conduce, a través de pistas forestales, hasta la carretera SA-205 donde se encuentra la Fuente del Cántaro. 







El regreso lo realizamos por la carretera recorriendo los tramos abandonados de la antigua carretera.



CIRCULAR DE LINARES

En dirección Noroeste, salimos de Linares a través de un amplio y cómodo camino agrícola, para dirigirnos al Azud de Cerrocobos. El entorno de melojos y castaños es más abierto que en los paseos anteriores pero ofrece unas vistas maravillosas de la zona. Superado el azud el paisaje, en suave ascensión, va espesando y las vistas, si cabe, mejoran. Alcanzamos la pista forestal , que conduce hasta el Pico Cervero, encaminándonos hacia La Honfría donde esta vez nos detenemos en el camino de los troncos centenarios , lóbrego lugar donde la noche nos alcanza en pleno día, pero de una belleza insólita. 




 


 


Regresamos a Linares de Riofrío por la amplia pista que el primer día nos llevo hasta La Honfría.



Track Circular de Linares de Riofrío

SERVICIOS EN LINARES

Al margen de su  maravilloso entorno, Linares nos ofrece una amplia variedad de servicios. Dispone de varias casas rurales, camping, diversos establecimientos de hostelería como bares, restaurantes y discoteca, piscinas, gasolinera y numerosos lugares de ocio.


ENLACES:
Ayuntamiento de Linares de Riofrío
ASAM. Cuaderno de Apuntes 7: el sistema tradicional de Linares de Riofrío, 01/06/2012




EL CAMINO DE LA BARCA (VILVESTRE)

Vilvestre, 1 de julio de 2012


Un paseo por los bancales de Las Arribes del Duero

La erosión del agua, actuando durante colosales periodos de tiempo  sobre las fallas y fracturas del sustrato rocoso, ha dado lugar a los profundos y estrechos cañones graníticos y valles encajados, de paredes considerablemente verticales, con que se remata la penillanura de Salamanca y Zamora.  Esta particular orografía proporciona, a Las Arribes del Duero,  un microclima de tipo mediterráneo, con  inviernos suaves y cortos, con escasez de heladas, y los veranos largos y cálidos, por lo que alberga una flora y una fauna singular.


Para el aprovechamiento de estas condiciones climáticas, y como complemento a la explotación agrícola de cultivos de cereales  y de pastizales de la penillanura, se generalizó hacia el  siglo XVI, en las laderas en pendiente,  el cultivo en bancales. Los suelos, escasamente fértiles, basaban su productividad en el duro trabajo de los habitantes de la zona.

 Hoy en día estos bancales se encuentran en un avanzado proceso de abandono, pero aún proporcionan uno de los rasgos más característicos del paisaje de Las Arribes del Duero: cultivos típicamente mediterráneos como son olivos, naranjos, limoneros y almendros fundidos con el paisaje natural.


Vilvestre nos proporciona este magnífico paseo, a través de una de estas laderas de bancales,  que nos conducirá desde el núcleo urbano hasta la misma orilla del Duero.


El descenso se inicia con unos cientos de metros sobre la carretera VLV-424, trazada sobre el antiguo camino de Vilvestre a La Barca; hasta adentrarnos por un sendero, toscamente empedrado, que serpentea entre los paredones de piedras que conforman los bancales o “cotos” en donde se cultivan almendros y olivos. Las encinas que jalonan el sendero van dejando paso, a medida que descendemos, a los enebros y aún más abajo a las chumberas, almeces  y matorrales. El paisaje bravío nos presenta laderas con bancales, roquedos, arboles y matorrales, hasta que en su vientre se vislumbra el rio que absorbe paulatinamente toda la atención.



Un nuevo tramo de la VLV-424 nos conduce, definitivamente, hasta el  embarcadero de Vilvestre situado en la zona recreo de La Barca dotada de merendero y refugio municipal.


El  gran remanso, que produce el reculaje del embalse de Saucelle,  parece querer unir su azul con el del cielo, del que solo le separa la cenefa decorativa de las bruscas laderas. Lugar de ensueño y paz,  muy alejado de la belleza vertiginosa de otros parajes de Las Arribes. Lugar del que no queremos marchar, aunque solo sea, por no iniciar un empinado regreso que se nos antoja severo.

Para mitigar la dureza del retorno (pocos senderos de Las Arribes son dóciles debido a la naturaleza de su orografía), decidimos realizarlo por la carretera. Varias son las paradas, en puntos de interés, que contribuyen a suavizar el camino: El molino aceitero de abajo, el puente El Puerto (sobre el Arroyo de los Lagares) y el Mirador del Reventón de la Barca (desde el que podemos observar la zona por donde hemos descendido a La Barca, otear Freixo y otros lugares de interés como Montegudín).











Senda
Ruta sin señalizar, aunque en algunos puntos se observan señales blancas y amarillas sin continuidad, de unos 9 km de ida y vuelta. Trascurre, gran parte, por carretera y los bancales se descienden por un sendero rústicamente empedrado y de tierra.  Bonito sendero que nos permite observar la estructura del cultivo en bancales y el hermoso ensanche del Duero a su paso por Vilvestre. Es recomendable no hacer esta ruta en verano debido a las altas temperaturas de la zona y a la ausencia de sombras.
Vilvestre es un bonito pueblo que ofrece otros muchos puntos de interés: Monumentos, Miradores sobre el Duero, diversas rutas de senderismo, etc.


Enlaces:
Web del Ayuntamiento de Vilvestre
Patrimonio Natural de Castilla y León
Track del sendero

MONLEÓN Y LAS OLLAS DE LA SAPA


Monleón, 3 de junio de 2012

Mitos, leyendas, mística se entremezclan con la historia en estos parajes circundados por lóbregos bosques de melojos, cuya melancolía nos aleja de la lógica y nos dirige irremediablemente hacia la ensoñación. Cuernos de cabra de oro, enclaves sagrados de antiguas religiones, malvados señores feudales, templarios, vírgenes negras y magia forman parte del acervo de la Villa de Monleón, con tanto derecho como su muralla, su torre del homenaje, sus despoblados medievales, sus tumbas y lagaretas.


Su situación, en la línea divisoria entre la Sierra de Francia y la Sierra de Béjar: Entresierras, la convierte en un paso natural entre Salamanca y Cáceres.


Aunque poblada desde la prehistoria, los orígenes de la villa medieval habría que situarlos en el siglo XII, como puesto fortificado de una ruta alternativa para las incursiones militares y razias de las milicias salmantinas en Al-Andalus. A principios del siglo XIII fue repoblada por Alfonso IX que la dotó de fuero y concejo, pero a mediados de este siglo fue entregada por Fernando III al concejo de Salamanca cuyos señores gobernaron, en muchas ocasiones, de forma caprichosa. Se inicia entonces un periodo conflictivo sobre los derechos de tenencia del castillo que concluiría en 1505 cuando las Cortes Reales de Toro ordenaron su demolición.
Por suerte esta orden nunca se cumplió.

Asentada sobre un otero que domina la confluencia del Río Alagón con el arroyo Riofrío y el Navalmandiles, el entorno que rodea Monleón es de una belleza admirable y la muralla, el castillo y el campanario se integran melodiosamente en el mismo.  Seguir la “ruta de agua”, recorrido por los alrededores de Monleón, con la muralla y la torre del Homenaje de su Castillo como referencia permanente del camino, es una afortunada manera de conocerlo.
Su casco urbano ofrece rincones que conservan todo el espíritu medieval y una visita al Castillo, las murallas, y sus puertas, y la iglesia parroquial de Santa Isabel resultan imprescindibles.

Estamos en Monleón para visitar las “Ollas de la Sapa”, como amablemente nos sugirió Mabel.
Las ollas, en otros lugares llamados pilones o marmitas de gigante, son concavidades casi esféricas formadas en el cauce rocoso del rio por la acción erosiva de algunos fragmentos de rocas duras atrapados en algún hueco en el fondo del cauce y que al girar por efecto de los remolinos del agua, agranda y redondea la concavidad. La acumulación de “ollas” crea paisajes escultóricos naturales de una belleza impresionante e irreal.

El camino forma parte del GR-181, “Ruta de los Caminos Históricos de Entresierras”, concretamente en su tramo entre Monleón y El Tornadizo. El recorrido trascurre por un camino de concentración, bien señalizado, paralelo al curso del Alagón. Varias son la porteras, o como dicen en estas tierras engarillas o angarillas, que hemos de atravesar en el camino de ida y vuelta escogido y las hemos señalado convenientemente en el track.

El paraje granítico está dominado por Quercus pyrenaica, roble Rebollo o melojo y ofrece vistas espectaculares de la Sierra de las Quilamas y la depresión producida por el  cauce del rio Alagón en la ida y de la Sierra de Béjar en la vuelta.

Poblado visigodo de Monte Alcaide (aproximadamente a 3 km de Monleón)

El yacimiento arqueológico de Monte Alcaide, datado en VI-VIII D.C., es la muestra más  conocida de la ocupación de los terrenos de Monleón en época visigoda, pero no la única. Su estudio nos ha remitido a una pequeña población de economía de subsistencia dedicada a la ganadería, al vino (cultivo muy abundante en la zona en otros tiempos), y al aprovechamiento de los recursos del entorno. La visita al paraje nos muestra los restos de algunas estancias estudiadas en los trabajos de excavación arqueológica, tumbas antropomórficas y de bañera, varias lagaretas rupestres utilizadas para el pisado de la uva y la obtención del mosto (recurso utilizado por algunos agricultores de la zona para eludir los impuestos sobre las cosechas) y la reconstrucción de un chozo pastoril construido en piedra seca y con techo de escobas.


Las Ollas de la Sapa (aproximadamente a 4 km de Monleón)
Inhóspito es el acceso a la garganta donde se encuentran las “Ollas”, como si la naturaleza impusiese dificultades para proteger su capricho. Lo blanquecino de la piedra pulida confiere al lugar un singular aspecto orgánico, vital, a lo que contribuye el sonido de las pequeñas cascadas con las que el agua salva los desniveles. Es imposible refrenar el impulso de saltar entre las rocas, de integrarse, de contribuir al imperceptible, pero violento, impacto entre la roca y el agua.

Fresnos y diversas plantas de ribera ponen la nota de verdor en el lienzo blanco y gris del entorno. Un entorno que aglutina las esencias para ser el lugar sagrado que, en épocas vencidas, fue.


Vadeando el Alagón (aproximadamente a 5 km de Monleón)
Abandonando el paraje de la Sapa, continuamos por el GR-181 dirección a El Tornadizo. El amplio camino de concentración desaparece, convirtiéndose en una angosta vereda, en el robledal, que desemboca en un bucólico paraje de ribera. Los alisos resguardan el destartalado pasil que permite vadear el río, para continuar nuestro camino hacia “las Yegüerizas”. El lugar cargado de místicas leyendas aparece oculto por una desbordada naturaleza que no nos permite encontrar las ruinas de los que fuera una ermita dedicada a la Virgen lugar que, en otros tiempos, fuera una importante romería para los habitantes de Monleón y El Tornadizo.










El regreso
Tres eran las opciones para el regreso. Desandar lo andado (casi siempre la rechazamos), desandar hasta el acceso a las “Ollas de la Sapa” y continuar por las veredas siguiendo el curso del Alagón hasta Monleón (sin duda la opción más atractiva) y, por último, desandar hasta el enlace con el camino que conduce a Endrinal, pasando por Casas de Monleón y regresando desde allí a Monleón. La premura en el tiempo nos hace decidirnos por este último. Este camino ofrece también interesantes lugares de visita: tumbas excavadas en piedra, lagaretas e incluso una acueducto cercano a Casas de Monleón. Sin embargo, anotándolo para futuras visitas, nos limitamos a disfrutar del cómodo y amplio camino y las hermosas vistas que nos ofrece.


Senda:
Ruta de unos 11 km que trascurre fundamentalmente por caminos de concentración bien señalizados, con algunas veredas y sendas de tierra en los alrededores del río Alagón. Ofrece la visita al despoblado de Monte Alcalde, al hermoso paraje de Las Ollas de Las Sapa, de Las Yegüerizas y otros más que podeis descubrir, sin olvidar una visita a la encantadora Villa medieval de Monleón con su muralla y Castillo y su hermoso entorno.






CARDEÑOSA Y EL CASTRO DE LAS COGOTAS


Cardeñosa, 27 de mayo 2012

Basta iniciar este paseo para darse cuenta de la importancia de la “Piedra de granito” en la vida y la historia de Cardeñosa. Las casas, los empedrados de las calles, los muros, la iglesia, el mobiliario urbano,… y sus “Cruces de Piedra”.


Situada en las estribaciones de la Sierra de Ávila (Sistema Central) y dispuesta sobre un territorio granítico que ha favorecido, desde la prehistoria, el asentamiento del hombre, encontrando refugio en las cuevas y abrigos de los grandes berrocales. No muy agraciada desde el punto de vista agrícola ha basado su subsistencia económica en la ganadería y sobre todo en la explotación de las canteras.
El paisaje ondulado, dominado por  los afloramientos graníticos modelados por los agentes atmosféricos (canchales, piedras caballeras,..), está colonizado por la encina carrasca (Quercus Ilex x Rotundifolia), encinas de  pequeño tamaño y sin cuidado humano, cuyo cortejo de acompañamiento es pobre, observando en el entorno: escobas amarillas, cantuesos, berceos, tomillos, zarzas, asfódelos, etc.
En su conjunto el paisaje es encantador y fácil de caminar, apto incluso para bicicleta de montaña.



La disculpa cultural de la ruta es, sin duda, el Castro de las Cogotas. El poblado se encuentra en una pequeña elevación rematada por dos berrocales, cuya forma recuerda a unas cogoteras (capuchas colocadas en algunas prendas en la zona de la nuca para proteger la cabeza del sol o de la lluvia) de lo que derivó su nombre. Como acostumbramos, dejamos la guía del Castro de las Cogotas escrita por Rosa Ruiz Entrecanales para los Cuadernos de Patrimonio de Abulense, como fuente de información para la visita al castro, mucho más acreditada que la nuestra. Solamente comentar que el castro, lamentablemente, no se encuentra señalizado y la visita podría haber sido desastrosa sin  las indicaciones de la amable guarda del castro.

Senda:
Ruta de unos 11 km sin señalizar de perfil ondulante pero cómoda, hay que prestar atención en no perder el camino en la visita al arco de Conejeros y sobre todo tener precaución con las vacas que a menudo ocupan los caminos. Cardeñosa ofrece muchos alicientes para su visita: la iglesia de Santa Cruz con un espléndido artesonado mudéjar, la ermita de Nuestra señora del Berrocal, el Calvario y las 46 cruces repartidas por todo su territorio, los numerosos restos de despoblados y necrópolis medievales, su calzada romana,.…