Monleón, 3 de junio de 2012
Mitos, leyendas, mística se entremezclan
con la historia en estos parajes circundados por lóbregos bosques de melojos,
cuya melancolía nos aleja de la lógica y nos dirige irremediablemente hacia la
ensoñación. Cuernos de cabra de oro, enclaves sagrados de antiguas religiones, malvados
señores feudales, templarios, vírgenes negras y magia forman parte del acervo de
la Villa de Monleón, con tanto derecho como su muralla, su torre del homenaje,
sus despoblados medievales, sus tumbas y lagaretas.
Su situación, en la línea divisoria entre la Sierra de Francia y la Sierra de Béjar: Entresierras, la convierte en un paso natural entre Salamanca y Cáceres.
Su situación, en la línea divisoria entre la Sierra de Francia y la Sierra de Béjar: Entresierras, la convierte en un paso natural entre Salamanca y Cáceres.
Aunque poblada desde la prehistoria, los
orígenes de la villa medieval habría que situarlos en el siglo XII, como puesto
fortificado de una ruta alternativa para las incursiones militares y razias de
las milicias salmantinas en Al-Andalus. A principios del siglo XIII fue
repoblada por Alfonso IX que la dotó de fuero y concejo, pero a mediados de
este siglo fue entregada por Fernando III al concejo de Salamanca cuyos señores
gobernaron, en muchas ocasiones, de forma caprichosa. Se inicia entonces un
periodo conflictivo sobre los derechos de tenencia del castillo que concluiría
en 1505 cuando las Cortes Reales de Toro ordenaron su demolición.
Por suerte esta orden nunca se cumplió.
Asentada sobre
un otero que domina la confluencia del Río Alagón con el arroyo Riofrío y el
Navalmandiles, el entorno que rodea Monleón es de una belleza
admirable y la muralla, el castillo y el campanario se integran melodiosamente en
el mismo. Seguir la “ruta de agua”, recorrido por los alrededores de Monleón, con la muralla y la torre del
Homenaje de su Castillo como referencia permanente del camino, es una
afortunada manera de conocerlo.
Su casco
urbano ofrece rincones que conservan todo el espíritu medieval y una visita al
Castillo, las murallas, y sus puertas, y
la iglesia parroquial de Santa Isabel resultan imprescindibles.
Estamos en
Monleón para visitar las “Ollas de la Sapa”, como amablemente nos sugirió
Mabel.
Las ollas,
en otros lugares llamados pilones o marmitas de gigante, son
concavidades casi esféricas formadas en el cauce rocoso del rio por la acción erosiva
de algunos fragmentos de rocas duras atrapados en algún hueco en el fondo del
cauce y que al girar por efecto de los remolinos del agua, agranda y redondea la
concavidad. La acumulación de “ollas” crea paisajes escultóricos naturales de
una belleza impresionante e irreal.
El camino
forma parte del GR-181, “Ruta de los Caminos Históricos de Entresierras”,
concretamente en su tramo entre Monleón y El Tornadizo. El recorrido trascurre
por un camino de concentración, bien señalizado, paralelo al curso del Alagón.
Varias son la porteras, o como dicen en estas tierras engarillas o angarillas,
que hemos de atravesar en el camino de ida y vuelta escogido y las hemos
señalado convenientemente en el track.
El paraje
granítico está dominado por Quercus pyrenaica, roble Rebollo o melojo y ofrece
vistas espectaculares de la Sierra de las Quilamas y la depresión producida por
el cauce del rio Alagón en la ida y de
la Sierra de Béjar en la vuelta.
Poblado visigodo de Monte Alcaide (aproximadamente a 3
km de Monleón)
El yacimiento
arqueológico de Monte Alcaide, datado en VI-VIII D.C., es la muestra más conocida de la ocupación de los terrenos de
Monleón en época visigoda, pero no la única. Su estudio nos ha remitido a una
pequeña población de economía de subsistencia dedicada a la ganadería, al vino
(cultivo muy abundante en la zona en otros tiempos), y al aprovechamiento de
los recursos del entorno. La visita al paraje nos muestra los restos de algunas
estancias estudiadas en los trabajos de excavación arqueológica, tumbas
antropomórficas y de bañera, varias lagaretas rupestres utilizadas para el
pisado de la uva y la obtención del mosto (recurso utilizado por algunos
agricultores de la zona para eludir los impuestos sobre las cosechas) y la
reconstrucción de un chozo pastoril construido en piedra seca y con techo de
escobas.
Las Ollas de la Sapa (aproximadamente a 4 km de Monleón)
Inhóspito
es el acceso a la garganta donde se encuentran las “Ollas”, como si la
naturaleza impusiese dificultades para proteger su capricho. Lo blanquecino de
la piedra pulida confiere al lugar un singular aspecto orgánico, vital, a lo
que contribuye el sonido de las pequeñas cascadas con las que el agua salva los
desniveles. Es imposible refrenar el impulso de saltar entre las rocas, de
integrarse, de contribuir al imperceptible, pero violento, impacto entre la roca
y el agua.
Fresnos
y diversas plantas de ribera ponen la nota de verdor en el lienzo blanco y gris
del entorno. Un entorno que aglutina las esencias para ser el lugar sagrado que,
en épocas vencidas, fue.
Vadeando el
Alagón (aproximadamente a 5 km de Monleón)
Abandonando
el paraje de la Sapa, continuamos por el GR-181 dirección a El Tornadizo. El
amplio camino de concentración desaparece, convirtiéndose en una angosta vereda, en el robledal, que desemboca en un bucólico paraje de ribera. Los alisos
resguardan el destartalado pasil que permite vadear el río, para continuar
nuestro camino hacia “las Yegüerizas”. El lugar cargado de místicas leyendas aparece
oculto por una desbordada naturaleza que no nos permite encontrar las ruinas de
los que fuera una ermita dedicada a la Virgen lugar que, en otros tiempos,
fuera una importante romería para los habitantes de Monleón y El Tornadizo.
Tres
eran las opciones para el regreso. Desandar lo andado (casi siempre la
rechazamos), desandar hasta el acceso a las “Ollas de la Sapa” y continuar por
las veredas siguiendo el curso del Alagón hasta Monleón (sin duda la opción más
atractiva) y, por último, desandar hasta el enlace con el camino que conduce a Endrinal, pasando por Casas de Monleón y regresando desde allí a Monleón. La premura
en el tiempo nos hace decidirnos por este último. Este camino ofrece también
interesantes lugares de visita: tumbas excavadas en piedra, lagaretas e incluso
una acueducto cercano a Casas de Monleón. Sin embargo, anotándolo para futuras
visitas, nos limitamos a disfrutar del cómodo y amplio camino y las hermosas
vistas que nos ofrece.
Senda:
Ruta de unos 11 km que trascurre fundamentalmente por caminos de concentración bien señalizados, con algunas veredas y sendas de tierra en los alrededores del río Alagón. Ofrece la visita al despoblado de Monte Alcalde, al hermoso paraje de Las Ollas de Las Sapa, de Las Yegüerizas y otros más que podeis descubrir, sin olvidar una visita a la encantadora Villa medieval de Monleón con su muralla y Castillo y su hermoso entorno.
Senda:
Ruta de unos 11 km que trascurre fundamentalmente por caminos de concentración bien señalizados, con algunas veredas y sendas de tierra en los alrededores del río Alagón. Ofrece la visita al despoblado de Monte Alcalde, al hermoso paraje de Las Ollas de Las Sapa, de Las Yegüerizas y otros más que podeis descubrir, sin olvidar una visita a la encantadora Villa medieval de Monleón con su muralla y Castillo y su hermoso entorno.
Enlaces:
Track de la ruta
Track de la ruta
Puede ser interesante que todas las personas que han descrito esta ruta en una pagina web os pusiérais de acuerdo para consensuar los datos y no repetir error tras error, y cada cual mas grande y erróneo. Os lo agradeceríamos quienes buscamos hacer rutas sin perdernos.
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